En el
quicio dónde aguardan mis añoranzas sostengo el candil que alumbra, en la
frialdad del verano, los recuerdos que ya han dejado de doler y son insufribles
las lágrimas. Porque nunca mas caminaré de espaldas a tu silencio que no dieron
respuestas.
Desde ahora
inventaré todos los atajos posibles que me lleven de regreso a ti, con
insistencia, pero sin que te des cuenta, sin que me sientas llegar, a
hurtadillas.
Voy cerrando despacio la
puerta que te vio colarse tropezando malhumores a diestro y siniestro sin
motivos aparentes y que sólo eran provocados por despropósitos viciados.
Ese umbral que sin quererlo fue
testigo de coronaciones faraónicas que te concedias con monólogos salpicados de
gris y que ibas, en un tono protegido, hilando con palabras que no debieron nunca
ser pronunciadas ni escritas y que ni tu mismo te creías.
Murmullos callados cuando cierro los ojos y trato de encontrarte. Imágenes que se entremezclan caprichosamente en mis pensamientos. Recuerdos que se deslizan suavemente hacia el olvido. Todo fluye y nada va quedando. Sola la esencia permanece. YO.
Paseo inquieta mi mirada
sobre escenarios resucitados
que trato en vano de re-decorar,
pues todo lo que resisto persiste en el tiempo.
Las ruletas que paralizan etapas
siguen girando en contra de mi voluntad,
los crujidos secos del pasado
se reproducen de nuevo,
y los sentimientos entumecidos
vuelven a retumbar en ecos.
No deseo ser, sin haber sido antes,
ni deseo ir, sin antes haber estado,
tampoco ser la virgen y prostituta
que cuenta a escondidas cada hijo abortado
entre nuestras sábanas curiosas.
Solo quiero poder sobrevolar tus cielos opacos
en los caminos de lo imposible,
desafiar distancias rotas
cruzando océanos de lejanía,
contar cada minuto que pasa
sobre las frías losas del tiempo.
Incertidumbre no tiene aspecto definido
nunca es blanco o negro, puede que gris
nunca frío o calor, a lo mejor templado
nunca grande o pequeño, tal vez mediano.
Incertidumbre es el pasaje entre un si y un no
son horas, días y semanas de dilación
buscando conjeturas
y hallando pretextos absurdos.
Aun a sabiendas que no debo ignorar los ecos de tu voz
que recorren esas distancias desgastadas por el hastío
y que no debo obviar tus horizontes de promesas
a orillas de mis silencios a veces difusos y torpes
ni tampoco desatar nuestros eslabones
enmohecidos por el hedor a desconfianza.
Aun así has de saber
Que rendirme a tus avalanchas de querencias
o someterme a esos universos conectados
que idealizamos cada noche y día
turban la estructura de mi ejes.
Aun puedo recordar aquel primer encuentro
tras esa ventana límpida
que nos separaba en mi oscuridad.
La incertidumbre flameaba en el ambiente
y las dudas se mudaban en sutiles arrullos.
Nadie podía predecir
lo que estaba por suceder
pues ya nada volvería a ser lo mismo.
En el azul cristalino de tus horizontes
donde tantas veces me perdí ensimismada
hoy son cortezas las que arropan mis noches de letargo.
Y donde el polvo del recuerdo se hacia insoportable
ahora revolotean hojas secas sobre soledades que anido.
A ti...
Navego entre aguas turbias
que separan mundos.
El antes y el después.
Incertidumbre que quema.
Te reclamo,
Te necesito.
Tu ausencia suscita angustia
que ahoga mi aliento.
A ti que me detestas con admiración
insaciable arrolladora de ilusiones
Tu que vives afligida en tus desgracias
llena de remordimientos e insatisfacciones
Sabes que la ceguera no te permiten distinguir
entre la falsedad y el orgullo que te corroe
Mujer que crees mitigar sufrimientos
sin embargo sofocas con tu mirada desleal
Yo que me declaro hoy de entre todas la Reina de Espadas. Fundo en acero mi coraje y cristalizo mis miedos. Tuve antes que recostarme desolada sobre cementerios de corazones heridos. Sentir en mi piel el afilado infierno cuando se es sacudida por la agitación de la crueldad.
Yo que me arranque mariposas del vientre una a una para no sentir abrí surcos en tierras del olvido para huir del olor a miedo lapide mi frágil corazón y con hilo de esparto zurcí mis ojos para no ver. Me doy cuenta, ahora que no eran astillas sino ternura lo que crecía en tu lecho
Si el tiempo no perpetuase cada instante fallido... Retomaría cada capítulo inexistente del libro vacío de mi vida. Para con tinta transparente reescribir nuevas historias.
Relataría batallas perdidas para sentirme ganadora.
Me inventaría encuentros con personajes inexistentes y simularía no estar presente.
Repetiría acontecimientos nunca vividos para obtener resultados diferentes.
Describiría hermosos paisajes pintados con colores blancos.