ENTRA EN MI VIDA

Aun a sabiendas que no debo ignorar los ecos de tu voz que recorren esas distancias desgastadas por el hastío y que no debo obviar tus horizontes de promesas a orillas de mis silencios a veces difusos y torpes ni tampoco desatar nuestros eslabones enmohecidos por el hedor a desconfianza. Aun así has de saber Que rendirme a tus avalanchas de querencias o someterme a esos universos conectados que idealizamos cada noche y día turban la estructura de mi ejes. 
Siempre antes me resguardó, la huida de los arrumacos endebles de esos arrolladores de soledades que me rondaban y en los recodos de lo esquivo fue donde aprendí a protegerme de los diluvios de desencantos que protagonizaban los ladrones de mis versos.

Ahora, contigo, estoy perdida no son necesarias ya las estampidas ni obligarme a permanecer aislada en el zulo de la ignorancia como el que ni ve, ni oye, ni siente como castigo por desobedecerme Ya no sé que debo hacer para no sentir que mi mundo se desmorona como gelatina que se desliza lentamente por las grietas del suelo Hagamos una cosa... fijemos ahora un encuentro en el umbral del cruce de caminos allí donde un día he de pasar para deshojar sueños tal vez ahí podamos encontrarnos y retomar caminos cruzados. Solo prométeme algo... que mientras tanto no desistirás en el intento y que seguirás sin pausa sembrando concordias en mis noches desiertas nunca dejes de exhalar esas frágiles pompas de quimeras que despiertan mis instintos mientras las persigo continúa alimentando mis horas con despropósitos que me entretengan. Entretanto hazme volar con relatos improvisados por mundos locos que nadie se atrevió antes a recorrer dibújame decorados de ensueño donde pueda dar rienda suelta a mis excentricidades por favor, no olvides construirme tantos refugios como puedas que me acunen cuando tiemble el suelo por el que piso y nunca dejes de explorarme en la oscuridad de tus fantasías. Pero sobre todo no me asustes Entra en mi vida, si... pero hazlo muy despacio.