Siempre tuve que ser lo que se debe, sin ser lo que debí.
Por eso…
No te extrañe si hoy te digo
que me he levantado con la sensación
de querer tocar un violín, sin ser escuchada
sola, con acordes contradictorios
que sellan locuras pueriles
o de perder composturas
tartamudeando palabras indebidas
y caminando sobre charcos clandestinos
para acabar saltando vallas de reglas sin sabor, ni color
No te asustes si hoy me disperso
a lo largo, a lo ancho, por arriba y por abajo
para sentirme liberada de los nudos
de la cordura insensata
y de la falsa madurez
ni tampoco cuando me veas
jugando a las acrobacias desafiando limbos
entre lo real y lo ilegal
lo correcto y lo deseado
Tampoco te aturrulles si hoy al preguntarme
que por qué puse las flores invertidas en un jarrón
me despeiné cuando salía de casa
me puse los calcetines del revés
adorné las paredes de casa con tiritas
mezclé leche con pintura
y salí corriendo sin retraso
no pude responderte, porque ni yo misma lo sé.
No trates hoy de buscar razones, no las hay
cuando me veas ser intransigente
con la cortesía aparente que puedo oler a kilómetros
ni cuando me veas ir en pos de un retumbar lejano
creyendo que son juegos de petanca en el cielo
ni me despistes queriéndome robar un beso
cuando lo que quiero es jugar a princesas y dragones
ni siquiera cuando me veas dibujar la estela de un arco iris
queriendo construirme una nueva morada
No trates hoy de comprender
cuando me veas trazar lineas imaginarias
en la calle y que tengo prohibido pisar
ni cuando me encuentres fuera de una cola
a la derecha o a la izquierda, pero nunca en el medio
ni tampoco que pueda reírme en un funeral
para después llorar desconsoladamente de alegría
y aun menos cuando me veas hablando sola
pues aunque no lo creas
no estoy aquí, ni allí, ni contigo, ni sin él
solo en alguna comarca lejana
que solo podrás visitar a través mío.
Pero si de verdad tuvieras el deseo de saber
porque tu curiosidad es mucho mas fuerte que tu quietud
entonces pregúntale a ella…
A mi niña interior.
