LA REINA DE ESPADAS

Yo que me declaro hoy 
de entre todas 
la Reina de Espadas.
Fundo en acero mi coraje
y cristalizo mis miedos.


Tuve antes que recostarme desolada
sobre cementerios de corazones heridos.
Sentir en mi piel el afilado infierno
cuando se es sacudida por la agitación de la crueldad.

Hasta fingir pasiones ocultas
para creerme amada y prostituta de fugitivos ciegos.
Cuantas veces desearme la muerte
ahogada en mares de venganza.
Y soportar envidias
caminando sorda por jardines de cemento.


A veces nada puede detener la adversidad
cuando galopa hacia el horizonte
ni siquiera la fatiga que ejecuta sueños.
Es tan fácil sentirse aplastada por el lodo de la inmundicia


Sé que he errado tantas veces...
como tantas no se excusaron.
Por eso, la batalla fue dura.
Pero ahora puedo comprender
que todo formaba parte del mismo plan.
Hoy, la razón de esta desazón literaria
que consume mis horas, minutos y segundos.


Queda tanto por decir...